Publicado en AraInfo. Diario Libre dÁragón, el 4 de febrero de 2021.
Tras una recopilación de noticias para valorar la respuesta mediática que genero la muerte de la osa Sarousse hemos encontrado informaciones, procedentes de diversas fuentes, que tras ser cotejadas resultan confusas y en ocasiones contradictorias.
A parte del rosario de declaraciones, tan predecibles como esperables, nos llamó la atención que incluso antes de que comenzaran las investigaciones, todo el mundo parecía saber ya cuál iba a ser el resultado de las mismas.
Dos días después de la muerte de Sarousse, el autor de los disparos realiza unas declaraciones para un medio de comunicación de difusión nacional.
No deja de resultar sorprendente que aquel que permanece en calidad de investigado realice declaraciones públicas sobre los hechos por los que se le investiga y aún sorprende más que estas resulten contradictorias respecto a la versión de los hechos que se conoce, por haber sido publicada en los medios de comunicación.
El mismo día, 1 de diciembre de 2020, se publican las declaraciones del presidente del coto donde murió Sarousse, que revela información sobre los hechos que precedieron al abatimiento de la osa y suscribe la versión del autor de los disparos.
Ya en enero de 2021, se publican detalles sobre la investigación y los resultados de la necropsia, que se suponía permanecen bajo secreto de sumario, puesto que las investigaciones aún no han concluido.
Según las fuentes consultadas, la osa fue levantada al inicio del ojeo, cuando dos rehalas se juntaron frente a una cueva.
Los resacadores vieron salir al animal que tomaron por un jabalí grande y comenzaron a seguirlo desde lejos, observando cómo se dirigía hacia la línea de tiro, a la que llegó cuando la jornada estaba llegando a su fin-eso es mucho tiempo observando al animal- por no mencionar que la sucesión de acontecimientos en base a las declaraciones del autor de los disparos y el presidente del coto, resulta confusa.
Prácticamente todas las fuentes consultadas coinciden en señalar que la osa sorprendió de repente al autor de los disparos y continuó hacia él a pesar de los gritos dados para asustarla, sin embargo el investigado declaró en prensa que se quedó quieto y en ningún momento gritó y que la osa apareció a unos 60 metros de él, que cuando parecía alejarse seguida por un perro de pronto cambió de dirección, tras levantarse sobre sus patas traseras y comenzó a correr hacia él, no quedándole más remedio que dispararle.
El autor de los disparos declara haber vaciado el cargador, tres tiros, desde muy cerca, que la osa cayó muerta a escasos 10 metros de donde se encontraba y que tras regresar con otros compañeros al lugar de los hechos pudieron confirmar que las tres balas disparadas habían impactado en el pecho de Sarousse, los datos publicados en prensa sobre el resultado de la necropsia hablan de dos disparos de rifle; uno en la mano derecha y otro que impacto en húmero izquierdo para terminar alojado en el tórax.
Los datos de la necropsia también revelan que la osa tenia las cuatro patas apoyadas en el suelo en el momento de recibir los disparos.
Como resultado del seguimiento de las noticias aparecidas en prensa, obtenemos un conglomerado de inexactitudes que no puede hacer otra cosa que alimentar las suspicacias razonables del respetable, al que ya le falla la memoria para lograr recordar la larga lista de osos muertos en circunstancias similares.
Es la muerte de Sarousse el último eslabón de una cadena de negligencias que se remonta décadas atrás, más allá de las acciones que desencadenaron el hecho concreto de la muerte de la osa (que se están investigando), la muerte de Sarousse es consecuencia directa de décadas de oportunismo político, desidia, de infames campañas mediáticas de estigmatización de la especie, impunidad y ausencia de los instrumentos legales propios que permitieran articular medidas eficaces de gestión.
Urge la aprobación de un Plan de Recuperación del Oso Pardo en Aragón y tenemos que hacerlo ya.