Fotografía: Canva
90 - 250 kg (Machos)
Es el carnívoro más grande de Europa, de cuerpo compacto, cola corta, cabeza ancha con hocico alargado y orejas redondeadas.
Couturier (1954) sugería un peso medio para los osos pirenaicos de 134 kg (n=23).
Para 14 machos pirenaicos cazados entre 1905-1952 el peso medio fue de 156 kg y de 119 kg para 10 hembras cazadas entre 1911-1948.
Couturier (1954)
El peso otoñal puede ser un 70% superior al primaveral.
El dimorfismo sexual se manifiesta en el tamaño y peso, siendo los machos maduros más grandes y pesados que las hembras.
Pese a su apariencia, el oso es un animal ágil, buen trepador y rápido en las distancias cortas.
La coloración de su pelaje es general parda, pero se observan grandes variaciones individuales, se podría decir que no hay dos osos pardos iguales.
Pertenece al Orden (Categoría taxonómica) de los carnívoros (Carnivora-Bowdich, 1821), aunque en su régimen alimenticio predomina el consumo de vegetales.
Su dentición es la propia de un omnívoro, conserva unos poderosos colmillos mientras que sus muelas de coronas amplias y planas están adaptadas para triturar materia vegetal; usa sus incisivos para cortar tallos cuando pasta.
Berducou, Caussimont y otros autores escribieron sobre la alimentación del oso pardo en el Pirineo (Berducou et al.1982 y Caussimont, 1987):
En primavera el oso dispone de hierba y plantas tiernas en los prados, entre los roquedos y a la orilla de los riachuelos y torrentes, tubérculos de conopodium, (Conopodium majus) puede aprovechar las carroñas que el deshielo deje al descubierto. Insectos.
En verano ya están disponibles, tras fundirse las nieves, los bulbos y raíces de los pastizales de altura, hojas tiernas y carnosas de gramíneas, umbelíferas, tréboles… sigue aprovechando los insectos, la miel y los frutos carnosos comienzan a madurar. Carne.
Verano/otoño; arandanos, endrinas, frambuesas, fresas y grosellas, moras…serbales, majuelos y escaramujos de cara al otoño.
En otoño e invierno, hasta la hibernación, dispone de bellotas, castañas, hayucos y avellanas; además de los frutos carnosos del serbal, manzanos silvestres…
El oso selecciona positivamente los ecosistemas forestales, mostrando un uso de las masas forestales arboladas (bosque) muy por encima de su disponibilidad, en su área de distribución.
Es decir, pese a que los hábitats forestales no sean los más abundantes de los disponibles, son los que más usa.
Realiza desplazamientos estacionales entre diferentes tipos de masa forestal y usa diferentes formaciones vegetales en función de la disponibilidad de alimento.
Pastizales, matorral, roquedos, pastos… son lugares donde obtiene recursos tróficos, pero infrautilizados en relación a su disponibilidad.
En la actualidad ocupa paisajes en mosaico, humanizados, pero su supervivencia a largo plazo y presencia en áreas humanizadas de montaña depende de la preservación de extensas áreas naturales bien conservadas sometidas a usos menos intensos.
Ya en la década de los 90 del pasado siglo XX, a la vista de los resultados de las primeras translocaciones de osos pardos eslovenos, quedó demostrado la capacidad de la Cordillera Pirenaica para mantener una población de oso pardo viable a largo plazo.
Los Pirineos, pese a las agresiones ambientales sufridas, cumplen sobradamente con los requerimientos de hábitat que permitirían mantener una población de oso pardo.
Que se haya sobrepasado ya el medio centenar de ejemplares es prueba de ello, con un mínimo esfuerzo sería posible una coexistencia razonable y beneficiosa, incluso para los actuales detractores de la recuperación de la especie.
Reproducción:
En un ciclo de tres años en la vida de una osa reproductora.
Durante el primer año se produciría el apareamiento, la gestación entre agosto y diciembre, el parto en enero (en la osera) durante la hibernación.
Entre marzo y abril del segundo año salen de la hibernación la osa con los oseznos y comienza el periodo de crianza.
En invierno vuelven a la osera, se puede dar el caso de que no lo hagan (2º hibernación de los oseznos con la osa).
Tras la segunda hibernación, en el tercer año del ciclo, los oseznos se emancipan y la osa vuelve a entrar en celo.
Tanto machos como hembras son promiscuos y la ovulación de las osas es inducida.
El óvulo fecundado no se implanta hasta noviembre, coincidiendo con la disponibilidad de recursos tróficos muy energéticos.
Fuente:
Centro de Interpretación del Oso. Ansó (Huesca). Modificado de J.J. Camarra.
LA DISPERSIÓN EN LOS OSOS:
Osos en dispersión realizan visitas esporádicas a lugares alejados de su área de distribución habitual.
Área de distribución de una especie: espacio geográfico donde una determinada especie está presente e interactúa de manera no efímera con el ecosistema (Zunino & Palestrini, 1991).
Tanto en el área de distribución de la especie, como en áreas con presencia esporádica de oso pardo es importante garantizar su aceptación social y fomentar las oportunidades, que son muchas, que genera la coexistencia con los depredadores.
En la actualidad, muchas personas ocupan su ocio en nuevas actividades turísticas y deportivas, actividades crecientes que pueden llegar a favorecer el desarrollo económico en áreas oseras, pero que deberían estar subordinadas a la conservación de los espacios y valores naturales que pretenden promocionar, cosa que casi nunca ocurre:
Senderismo, turismo de observación, actividades deportivas al aire libre…
Otras actividades que ya existían o eran minoritarias han experimentado un auge en los últimos años:
Caza mayor, micología… es urgente una regulación eficaz, por las graves perturbaciones que pueden ocasionar.
Actividades económicas tradicionales han experimentado grandes cambios en los últimos años:
Ganadería, agricultura, aprovechamientos forestales y existe una tendencia a intentar recuperar (pretendiendo favorecer el desarrollo rural) aprovechamientos ya en desuso: como la recolección de frutos carnosos y secos del bosque, leñas…
Garantizar la conservación de la biodiversidad y gestionar los diversos conflictos de intereses, en el escenario social que hemos generado, es una tarea complicada, y lo es tanto, que por desidia, interés o desconocimiento, apenas si se acomete.
La aplicación de medidas preventivas, para adaptar las explotaciones (agricultura, apicultura, ganadería…) a la presencia de predadores y su conservación, ofrece dos ventajas:
La primera, obviamente, es evitar los daños o minimizarlos en lo posible.
La segunda y no menos importante, para el productor, radica en el hecho de partir desde una situación de ventaja competitiva, frente a otros productores que demandan controles, áreas de exclusión o extracciones de predadores, sin aplicar medidas preventivas que mitiguen o hagan desaparecer los daños.
El perfil del consumidor de determinados productos (carne, leche, miel, queso…) elaborados en el medio rural y especialmente en áreas con presencia de grandes predadores, es cada vez más exigente y existe un nicho de mercado apenas explorado, donde la demanda potencial supera con creces a la oferta.
Un consumidor que demanda la aplicación de medidas preventivas como característica ineludible del producto adquirido, la coexistencia efectiva con poblaciones viables de grandes carnívoros, como sello de calidad elemento revalorizador, diferenciador de la producción.
La conservación y coexistencia con el oso, genera recursos, oportunidades y empleo en el medio rural.
Aplicar medidas preventivas y permitir al oso sobrevivir, simplemente dejando el espacio y recursos suficientes.
Existe un nicho de mercado que ya está demandando, cuando no exigiendo, que los productos que consume provengan de explotaciones que aplican medidas preventivas y apuesten decididamente y sin condiciones (1), por la coexistencia con poblaciones viables de grandes predadores.
(1) áreas libres de la presencia de determinadas especies, retirada de ejemplares sistemática y controles por daños en ausencia de medidas preventivas que los eviten, extracciones de ejemplares arbitrarias e ineficaces, explotación cinegética, controles de población de especies escasas, que se autorregulan y no están adaptadas para responder a altas tasas de mortalidad añadidas a las naturales…la panoplia de eufemismos es extensa.
Históricamente, ha sido la persecución directa con ánimo de exterminio, valiéndose de toda clase de artes, la razón de la progresiva rarefacción de la especie y la que condujo al exterminio de la población autóctona del Pirineo; pese a las alteraciones del hábitat, que han sido muchas, el Pirineo aún es capaz de albergar por sí solo una población viable de oso pardo, los hechos lo demuestran.
Referencias:
Benjamín Sanz y José Vicente Turón (2017). Guía de mamíferos terrestres. Península Ibérica y Baleares.
Purroy, F. J. (2017). Oso pardo – Ursus arctos. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
http://www.vertebradosibericos.org/